Adolf Rousaud:“Un horizonte sin límites”
Nuestra profesión es una de las más dinámicas que hay: nunca se deja de estudiar ni de aprender. Es una ciencia viva apasionante y un espejo de nuestra sociedad, en constante cambio y evolución. Tras el paso por la universidad, cuando verdaderamente se empieza a conocer y a sentir la profesión es ejerciéndola: el caso teórico se convierte en un cliente y su asesoramiento en un reto.
Quizá un abogado nace, pero sobre todo se hace y en ese proceso es fundamental el entorno, especialmente en los primeros años. Es un periodo crucial en el que hay avidez por vivir nuevas experiencias, formar parte de proyectos interesantes y no limitarse a ser un mero espectador del trabajo de otros. Esa es la clara apuesta de RCD: que todos los profesionales se sientan partícipes desde el primer día, sea cual sea su posición.
Creemos firmemente en la importancia de brindar oportunidades al talento, de motivar las aptitudes y ayudar a superar las dificultades. El bien más valioso de una empresa son las personas y formar parte de su crecimiento es la mejor apuesta que podemos hacer.
Nuestro gran valor es ofrecer un entorno en el que una persona pueda desarrollarse y ser feliz con su profesión
Nuestro rápido crecimiento en una década ha sido posible gracias a personas que aman su profesión y tienen ilusión y ambición por mejorar cada día. Ése espíritu ha convertido al despacho en una referencia legal con un futuro prometedor. Ante nosotros tenemos un horizonte con un camino amplio, sin límites, en el que queremos seguir pisando fuerte con profesionales que, como tú, quieran dejar su huella con un trabajo excelente.
Adolf Rousaud, socio fundador de RCD.